Cap. 21
La Pandemia de 1918-19.
La visión de un espectador de excepción
“Habiendo acordado V. E. Ia publicación de un resumen sintético de la labor realizada por los señores Inspectores provinciales de Sanidad, en la pasada epidemia de gripe durante el año de 1918; al efecto tengo el honor de remitirle una nota igualmente sintética de los principales datos sanitarios relativos a los dos periodos de la epidemia gripal, fijando principalmente el origen de la invasión epidémica, marcha y desarrollo de ésta en la provincia de mi cargo, extensión y gravedad de la epidemia, diversos aspectos clínicos de la enfermedad, estadísticas y disposiciones adoptadas para atenuar los efectos de la invasión, con sucinta exposición de las enseñanzas que pueden derivarse del estudio de la misma, realizado en esta provincia. En ella haré constar mis observaciones acerca de la epidemia de referencia y las que me han sido facilitados por los funcionarios de Sanidad de esta provincia.”
Hace años emprendí la investigación de un personaje, Julio Ferrand Couchoud, mi bisabuelo, que desde Francia llegó a Sevilla para la construcción de líneas férreas, especialmente en Andalucía.
El hermano mayor de mi abuela Adela, Carlos, hijo del ingeniero Ferrand y Ana López Díaz, se licenció en Medicina y Cirugía y ejerció como médico en Nerva (Huelva), en Córdoba como Inspector Provincial de Sanidad entre 1917 y 1923, y anteriormente, con el mismo cargo, en Teruel, Cuenca y Toledo; más tarde lo fue en Sevilla.
En el transcurso de la investigación cayó en mis manos, cedido por mi primo Gonzalo Fernández-Turégano, el informe que el 19 de mayo de 1919, Carlos Ferrand eleva al Excmo. Sr. Inspector General de Sanidad en Madrid titulado: “Nota sintética de la epidemia de gripe en la provincia de Córdoba durante el año 1918” cuyo oficio de remisión encabeza este capítulo.
Vivimos en tiempo de la COVID-19 y como es de suponer, leí tal informe y la estadística que le acompaña buscando similitudes y diferencias entre ambas pandemias.
Consta el informe del Dr. Ferrand de 37 páginas, de las cuales 12 de ellas están dedicadas a cuadros estadísticos en los que se detallan, municipio a municipio, la morbilidad y mortalidad en los mismos.
Sirva lo anterior como introducción, y lo que sigue como la descripción que el Dr. Ferrand hace de la pandemia de 1918 en Córdoba.
Cuando hace referencia al origen de la “invasión” epidémica, el autor distingue dos periodos. El primero desde enero a abril de 1918 llegando al apogeo durante los meses de mayo y junio y decreciendo en los meses de julio y agosto.
“No se pudo averiguar el verdadero punto de origen de la invasión a causa del rápido desarrollo que ésta adquirió en casi todos los Municipios de la misma, por el sinnúmero de enfermos que produjo y por la general benignidad que presentó durante toda su duración.”
El segundo periodo lo define como “recrudecimiento del anterior”
Mes de septiembre, los feriantes y los soldados excedentes de cupo
“… teniendo su origen principalmente de Cabeza del Buey, de la provincia de Badajoz, en donde existía la epidemia de modo alarmante causando verdaderos estragos, así como de algunos otros pueblos limítrofes de dicha provincia y de la de Ciudad Real.”
“En el segundo período, se observó claramente que la epidemia se inició o reprodujo con grandísima violencia y rapidez en los partidos judiciales de Hinojosa del Duque y Pozoblanco.”
“…la epidemia fué aumentando en el mes de Septiembre, tuvo su mayor algidez en Octubre y Noviembre y empezó a decrecer en Diciembre.
“Los feriantes (en ambos periodos), sobre todo los procedentes de Cabeza del Buey (en el segundo) fueron los principales portadores del contagio gripal.”
También señala que “Los soldados excedentes de cupo, originarios de provincias epidemiadas fueron también poderosos diseminadores de la gripe. Estos numerosos portadores de gérmenes la llevaron a sus casas contagiando profusa y rápidamente a sus familias, las cuales difundieron enseguida la enfermedad al resto del vecindario”
Pasó por la capital sin causar graves transtornos
Durante el segundo, en que la epidemia respetó, salvo excepciones, a los que ya la habían padecido en el primero
En opinión del autor, “No se puede indicar por falta de datos completos y fidedignos la marcha y desarrollo del primer periodo de la epidemia en esa provincia”; sin embargo, respecto al segundo sí establece “…que desde los indicados municipios de los partidos judiciales de Hinojosa del Duque y Pozoblanco y algunos del de Fuenteoveiuna, siguió la epidemia en una forma altamente contagiosa y difusiva su rapidísima marcha Invasora, de NO al SE, por los demás de dichos partidos de la Sierra, pasando por la capital sin causar graves trastornos y propagándose, por último, veloz y progresivamente por los de los partidos del llano limítrofes a las provincias de Jaén, Granada. Málaga y Sevilla”.
Si bien en ambos periodos el número de invasiones y defunciones fueron elevadísimos, afirma el autor que en el segundo periodo fueron bastante más intensas y más graves que en el primero, recorriendo en ambos, desde las fases más leves y benignas, hasta las de mayor intensidad y malignidad. Prosigue el informe:
“Existió notoria diferencia en la manera de manifestarse la epidemia en cada uno de los dos periodos ya mencionados; pues durante el segundo, en que la epidemia respetó, salvo excepciones, a los que ya la habían padecido en el primero, las invasiones, en su mayor número, revisten desde el principio más virulencia, dando lugar la elevada cifra de casos graves, de evolución rápida con terminación funesta.”
Rinde homenaje a los médicos a los que tuvo que requerir su traslado a los municipios que creyó necesario enviar. Así lo describe:
“Tan solo se hizo necesario, en el segundo periodo, el envío de Médicos para la asistencia de los enfermos de gripe a Belalcázar, Montalbán de Córdoba y Zuheros; acudiendo sucesivamente a los dos primeros, D. Francisco Urbano y Alguacil, de La Rambla, y D. Manuel Herrero Benítez, de Cádiz, al tercero. En este lugar se debe hacer constar el agradecimiento y la felicitación a que tan dignos y animosos compañeros son acreedores por haber acudido a dichos pueblos epidemiados apenas para ello fueron requeridos, y por el celo y la humanitaria conducta que, con riesgo de sus vidas, demostraron en el penoso cumplimiento de su sacratísimo deber.”
“Asimismo consignaré el laudable comportamiento de todos los distinguidos médicos de esta provincia, los cuales rivalizaron valientemente a toda hora y a satisfacción de todos en el celoso y extraordinario desempeño de sus humanitarios deberes profesionales.”
“Los vecinos de Carcabuey y el Ayuntamiento de Almedinilla. entre otros, han solicitado del Excelentísimo Sr. Ministro de la Gobernación el Ingreso en la Orden civil de Beneficencia de D. Benito Caracuel Ruiz y D. Gregorio Almagro Smith, Médicos titulares respectivamente. de dichos Municipios, como merecida recompensa por los méritos que contrajeron con motivo de los hechos heroicos y humanitarios que llevaron a cabo y la extraordinaria actividad y caritativo e inagotable celo que demostraron en el desempeño de su cargo, con ocasión de la precitada epidemia de gripe”.
“Y, por último, creo pertinente dedicar un recuerdo de sincero homenaje a la memoria de D. Alberto Polo Sanjurjo, que falleció víctima de la gripe adquirida en el denodado cumplimiento de su cargo de Médico titular de Luque. Su digna y desconsolada esposa. Dña. Ana Jiménez Osuna, obtuvo prontamente del Gobierno la pensión anual reglamentaria.”
Si el Dr. Carlos Ferrand expresa dichos agradecimientos, ¿quién soy yo para no reproducirlos?
“Incertidumbre, controversia respecto a la naturaleza de la enfermedad, desorientación…
“No obstante dicha confusión, ha prevalecido el parecer de diagnosticar la epidemia exclusivamente de gripe.”
“Invadió a crecido número de individuos robustos, sin tara patológica alguna; observándose que los debilitados, los afectos de enfermedades crónicas tenían, en algunas ocasiones, más resistencia orgánica, cierto grado de inmunidad que los libraba del contagio y aun de la muerte en los estados graves.”
Analiza, a continuación, diversos aspectos clínicos de la enfermedad.
“Han existido muchas incertidumbres etiológicas, sintomáticas, diagnósticas, pronósticos de tratamiento en lo que a la gripe se refiere. La naturaleza de la enfermedad que estoy describiendo, fue y aún continúa siendo, motivo de discusión y controversia entre los Médicos de la provincia. Estas dudas dieron lugar a una gran desorientación que influyó en el diagnóstico, en el tratamiento profiláctico y curativo y en la campaña sanitaria emprendida para evitarla o combatirla”.
“Los trabajos bacteriológicos y micrográficos realizados en la Sección de Epidemiología del Instituto provincial de Higiene (de Córdoba), dieron por resultado que en varios casos no se aislaron bacilos de Pfeiffer en los esputos y hemocultivos de los enfermos de gripe estudiados y sí micrococos catarralis, pneumococos, estreptococos, estafilococos y algunos otros agentes patógenos de la flora microbiana”.
“Ha sido clasificada en diversos grupos morbosos desde el del simple y leve catarro febril hasta el de las pestilencias (peste bubónica} en sus formas atenuadas o graves. La han denominado Septicemia gripal, y la han querido asimilar a una epizootia equina (influenza, neumonía infecciosa o pasteurelosis del caballo) y aun a la neumonía infecciosa, pulmonía contagiosa, septicemia hemorrágica o neumoenteritis del cerdo.
“No obstante dicha confusión, ha prevalecido el parecer de diagnosticar la epidemia exclusivamente de gripe.”
“La enfermedad ha sido verdaderamente proteiforme; observándose desde el sencillo catarro gripal, prontamente curable, hasta la Infección más aguda y grave, de rapidísima terminación fatal.”
“En los dos períodos de la epidemia, la gripe adoptó esencialmente la forma clínica torácica o pulmonar, observándose toda la gradación clásica de gravedad, desde el inofensivo coriza hasta las neumonías, bronconeumonías, congestiones pulmonares y pleuresías, capaces de producir la muerte en pocos días, y aun en pocas horas.”
“Los casos graves adoptaron principalmente las formas clínicas pneumónica, broconeumónica pleurítica, septicémica, tífica, cardíaca, cerebral (meningítica), exantemática, … En algunos enfermos la gripe fué confundida con las fiebres eruptivos, el tifus exantemático, las peste pulmonar, etc.”
“Muchos enfermos han tenido hemorragias abundantes (epistaxis, hemoptisis, hematemesis, melenas. metrorragias), que en algunos casos parecían favorecer el curso del mal.”
“Al parecer atacó con predilección a las personas comprendidas en las edades medias, sin distinción de sexos pues se observó, que la mayoría de los casos recaían en adultos, siendo atacados en menor número y en forma más benignas los niños y los ancianos, como si gozaran en estas edades de cierta inmunidad.”
“Invadió a crecido número de individuos robustos, sin tara patológica alguna; observándose que los debilitados, los afectos de enfermedades crónicas tenían, en algunas ocasiones, más resistencia orgánica, cierto grado de inmunidad que los libraba del contagio y aun de la muerte en los estados graves. Sin embargo, en muchas poblaciones epidemiadas no se observó dicho privilegio de excepción, pues en ellas los casos graves recaídos en tales enfermos depauperados por procesos crónicos, pagaron crecido tributo a la muerte.”
“Los enfermos de forma grave, hipertóxica, contagiaban a otras personas que rápidamente padecían la gripe con el mismo grado de virulencia y gravedad.”
“Se confirmó, si bien no de un modo absoluto y terminante, que muchos de los que sufrieron la enfermedad en el primer período de la epidemia no Io padecieron en el segundo, como si disfrutaran de inmunidad. Por el contrario, se observó que crecido número de personas fueron presa de más de un ataque de gripe. Debe tenerse en cuenta, acerca de este particular, que muchos de los enfermos diagnosticados de gripe, lo estuvieron, sin duda alguna, de otras afecciones y viceversa.”
Comparando el número total de habitantes de hecho de esta provincia que es de 498.782, con el de Invasiones y el de defunciones, resulta que un 14,90 % de ellos fueron contagiados y que de éstos fallecieron el 0,55%.
“A pesar de las perseverantes gestiones que he realizado, no me ha sido posible reunir suficientes datos pera la confección de una completa y exacta estadística de morbilidad de la epidemia de gripe desarrollada en esta provincia durante el año 1918.”
“4.394 invasiones que figura en la estadística de morbilidad que incluyo no da a conocer con exactitud el número aproximado de las producidas por la gripe en dicho periodo de tiempo.”
“Es muy difícil, además, saber con certeza el número de invasiones en un municipio que es atacado súbitamente por una epidemia, aun mucho más si se tiene en cuenta el elevado número de enfermos que no que guardan cama, ni solicitan la asistencia del Médico, así como el enorme y penoso trabajo que sobre éste pesa, impidiéndole llevar cuidadosamente dicha labor estadística.”
“También debe tenerse presente, como ya he recordado, que muchos enfermos diagnosticados de gripe, habrán padecido otros procesos morbosos y al contrario. Todos estos factores influyen poderosamente en la exactitud de la precitada estadística de Morbilidad.”
“En 1918 ocurrieron 2.749 defunciones de gripe, cuyo número total resulta el 3,69 % con relación al de Invasiones.”
“Las cifras de defunciones anotadas en la adjunta estadística de Mortalidad (correspondiente también al año de 1918), procedentes del Registro civil de los respectivos Juzgados municipales de toda la provincia, las he tomado de las hojas que mensualmente me remite la Sección provincial de estadística.”
“El número de defunciones comparado con el de invasiones. varía mucho en cada población invadida por la epidemia; esta diferencia es debida sin duda alguna, al número de habitantes, a las condiciones topográficas e higiénicas (públicas y privadas) de la urbe, a las costumbres, medios de vida estado moral y a los excesos de fatiga intelectual y física de sus habitantes, al error que existía en el número de invasiones, a la asistencia médica. farmacéutica y bromatológica y a los cuidados a que hayan estado sometidos los enfermos, y a las imprudencias que éstos voluntariamente o por necesidad hayan cometido, sobre todo en los casos graves.”
“Se puede asegurar, en orden de frecuencia, que a las neumonías y bronconeumonías se debe casi la totalidad de las defunciones producidas por la gripe.”
“Comparando el número total de habitantes de hecho de esta provincia que es de 498.782, con el de Invasiones y el de defunciones, resulta que un 14,90 % de ellos fueron contagiados y que de éstos fallecieron el 0,55%. Dicho· porcentaje no guarda relación en cada Municipio con las cifras de su respectivo censo de habitantes.”
A final de diciembre de 2020 calcularé, dichos números en cada provincia y en Andalucía referidos a la pandemia de la COVID-19. Amén
Relata el inspector las disposiciones adoptadas para, prevenir, combatir y atenuar los efectos de la invasión. Enumeración de las disposiciones publicadas y sólo reproduzco las actuaciones que parecen más representativas.
“… enseguida que tenía noticia de la existencia de la epidemia en algún municipio, ordenaba lo procedente para que la mencionada campaña sanitaria fuese adaptada a las condiciones especiales y necesidades de la localidad.”
“He girado visita sanitaria a los pueblos epidemiados, donde ha sido precisa mi actuación, entre ellos…“
“…organicé el servicio sanitario de estaciones y el de vigilancia y desinfección de viajeros”. “Repartí equitativamente entre los Municipios más epidemiados y faltos de recursos, los sueros, medicamentos y desinfectantes remitidos al efecto por la Superioridad.”
“He enviado, así mismo, a dichos Municipios el preciso material de desinfección que existía disponible en el Instituto provincial de Higiene, de mi dirección.”
“Se nombraron Médicos para que acudieran a prestar asistencia extraordinaria a los numerosos enfermos de gripe, que existían en Belálcazar, Montalbán de Córdoba y Zuheros.”
“He sostenido diariamente, sin personal auxiliar alguno, una enorme y urgente correspondencia oficial, singularmente con todas las Autoridades y funcionarios de Sanidad de esta provincia, he confeccionado gran número de estadísticas y otros trabajos y he cumplimentado cuanto referente al particular ha pedido la Superioridad. Además. he llevado con la mayor regularidad posible todos los Innumerables servicios de oficina y de otra índole Inherentes a la Inspección provincial de Sanidad y al cargo de Director del Instituto provincial de Higiene.”
Me malicio que tuvo poco tiempo para aburrirse.
Sin duda de todo debemos extraer conclusiones y enseñanzas; él así lo hizo y además en un tono reivindicativo a la vez que respetuoso con la Superioridad. Por ese respeto, sólo reproduciré lo que refleja en su escrito.
Sucinta exposición de las enseñanzas que puedan derivarse del estudio de la misma, realizado en esta provincia.
La epidemia de gripe, que aún está produciendo de manera atenuada sus efectos en esta provincia, ha sido pródiga en enseñanzas, algunas lamentables y punibles, que procuraré sintetizar brevemente en las conclusiones que siguen:
Que la diversidad de opiniones emitida en lo referente a la etiología de la enfermedad reinante y la confusión que ha existido en su diagnóstico bacteriológico y clínico, han sido la causa de muchas incertidumbres que han influido en la formación de un juicio exacto y categórico de su naturaleza, en su tratamiento y en la aplicación de las medidas profilácticas y sanitarias ordenadas para prevenir o combatir su contagio.
No obstante tal desorientación, la epidemia observada durante el año de 1918, por sus caracteres clínicos, ha sido por la generalidad de los Médicos diagnosticada la gripe.
Durante el primer periodo reinó el optimismo pasando algo inadvertida la epidemia; no ocurriendo lo mismo en el segundo, de mayor intensidad y gravedad, en el que el estupor y la imprevisión dieron lugar a un gran desconcierto que entorpeció también visiblemente la campaña efensiva contra la epidemia.
Que ha adquirido el carácter de endemia, pues se observa que en toda la provincia no deja de manifestarse bien por casos esporádicos o bien algunas veces por recrudecimientos epidémicos.
No se ha podido concretar de una manera decisiva la influencia meteorológica sobre la aparición y difusión de la epidemia.
Se ha afirmado que además de los portadores de gérmenes, el aire ha sido el más potentísimo e invulnerable propagador de la Infección gripal.
Que ha cooperado a la mayor propagación de la epidemia reinante, como factor valioso las pésimas condiciones de salubridad, privadas y públicas, que impera en todas las urbes.
No ha ofrecido en los niños y en· los viejos la gripe el polimorfismo y la gravedad que se ha observado en la edad media; pareciendo que gozaban en estas edades extremas de la vida de cierto Inmunidad a juzgar por el escaso número de atacados en relación con las demás.
La clase social que ha dado mayores cifras de morbilidad y mortalidad ha sido por la general, la jornalera, debido, sin duda alguna, a los vicios, a la escasez de recursos, a las malas condiciones higiénicas de promiscuidad y de hacinamiento en que vive, a la deficiente asistencia médica, a las Imprudencia que por incultura en nociones de higiene voluntariamente o forzadamente suele realizar sobre todo en los casos graves, etc.
Un primer ataque de gripe no ha conferido, por lo general, verdadera inmunidad.
Que se ha empleado, más o menos empíricamente, toda ciase de medicamentos antiguos y modernos más recomendados, los sueros específicos, las linfoterapia, los coloides, la sangría … observándose que han sido, con lamentable frecuencia, de una ineficacia desesperante; han producido los más diversos resultados, aun entre los enfermos de una misma población y entre los de una a otra, separadas únicamente por muy poca distancia, y ninguno de ellos, preventivos o curativos, han quedado como especifico o, por lo menos, como de éxito casi seguro y general.
La única profilaxis eficaz contra la gripe consiste en el empleo sistemático de la limpieza frecuente y esmeradísima con un líquido antiséptico de la nariz, boca y faringe, de las demás prácticas de higiene individual y doméstica, y el de algún modelo de mascarilla sobre lodo cuando se esté en contacto con enfermos, singularmente si son graves.
El aislamiento de los enfermos ha sido casi siempre imposible, como ha ocurrido sin duda en el resto de la península, a causa de la especial propagación que tiene el germen contagioso de enorme y rápida difusión y del elevadísimo número de invasiones que bruscamente aparecían en los diversos barrios y aun en casi todas las casas de la población invadida por la gripe.
El mayor éxito de la desinfección en esta epidemia depende preferentemente de la periódica y rigurosa limpieza general (doméstica y publica) que su práctica requiera y del influjo moral que sobre sus habitantes indubitadamente ejerce.
Que ha imperado un visible desconcierto en las Autoridades y, algunas veces falta de armonía entre ellas y el personal sanitario ocasionando mayores trabajos, gastos y pérdidas, y entorpeciendo el éxito de todas las órdenes e iniciativas referentes a las campaña sanitarias.
Se demostró notoriamente que, excepto en la capital, y en algunas otras poblaciones, los Ayuntamientos de los demás Municipios de esta provincia carecían de elementos de defensa sanitaria contra la epidemia aun de los más elementales, precisos e indispensables que ordena, entre otras disposiciones legales, la instrucción general de Sanidad, no obstante mis previsoras requerimientos al efecto.
Que el Instituto provincial de Higiene de reciente creación, cooperó cuanto le fue factible en la referida campaña sanitaria contra la epidemia reinante, utilizando los elementos de que disponía en el Parque sanitario de Desinfección y Brigada sanitaria móvil anejos; si bien, no lo pudo hacer en la intensa medida que la magnitud de la epidemia y la importancia de la mayoría de los Municipios de la provincia urgentemente y casi al mismo tiempo precisaban, debido a que dicho Centro sanitario provincial, dependiente de la Comisión permanente de la Junta provincial de Sanidad, aunque suficientemente dotado para épocas normales, no contaba todavía con material móvil de desinfección en número bastante para prestar servicio simultáneamente en toda lo provincia; a causa del poco tiempo de su funcionamiento, de la carestía del material, de la falta de los crecidos recursos necesarios para estos servicios extraordinarios y de no haber logrado todo el apoyo moral y material que desde que se empezó a organizar han debido con puntualidad prestarle todos los Ayuntamientos, no obstante haberlo ofrecido muchos de ellos y de la perseverante y activa labor realizada al efecto por el que suscribe.
Que, en resumen, la enorme difusibilidad del agente de contagio; el venir la infección por el aire y por los numerosos portadores de gérmenes; la aparición brusca en toda la provincia de cientos y aun de miles de enfermos, muchos de ellos graves; la imposibilidad material de poder aislar aun los casos de más virulencia; la carestía de alimentos, de medicamentos, de material sanitario y desinfectantes y de recursos; el poco éxito de las medicaciones preventivas y curativas empleadas; la insalubridad de todos los Municipios; la imprevisión y la desorganización sanitaria imperante; la general incultura higiénica … han sido poderosos factores que desde luego han hecho fracasar las medidas sanitarias más rigurosas adoptadas y resaltar claramente. la casi impotencia en que lodos nos hemos encontrado en la tenaz lucha entablada para evitar o atajar la epidemia de gripe, de tan doloroso recuerdos.
Como consecuencia de lo anteriormente expuesto, los hombres de ciencia deben seguir dedicando preferente atención al estudio bacteriológico y clínico de dicha enfermedad, a fin de que se desvanezcan las dudas que acerca de su etiología, diagnóstico y tratamiento existen, y de que sea, posible organizar contra ella sobre bases segura una eficaz lucha profiláctica y sanitaria.
Se precisa para el mejor y más útil desempeño de nuestra importante y laboriosa misión sanitaria. la diaria cooperación técnica de un Subinspector provincial o del Inspector de Sanidad del distrito de la capital, y que a todo trance nos sea asignado personal auxiliar propio y burocrático.
Que se hace de perentoria e ineludible necesidad que el Estado procure organizar debidamente el personal sanitario interior, decorosamente retribuido, bajo la base, por lo menos. del Inspector municipal de Sanidad, Inspector de Sanidad de distrito o partido, inspector provincial de Sanidad, etc., y de los funcionarlos de los institutos provinciales, regionales y Nacional de Higiene; al que se le exigirá por rigorosa oposición las oportunas condiciones de aptitud, se le concederá amplia y efectiva autonomía y autoridad para que sus acuerdos sean ejecutivos, y se le sujetará a las responsabilidades reglamentarias, con su escalafón general y procurando que siempre esté sometido a la correspondiente y respetuosa subordinación y disciplina jerárquica que existe en todos los demás Cuerpos de la Administración; pues únicamente así se lograrla el exacto y eficaz cumplimiento de las funciones sanitarlas que a él le están encomendadas y al que constantemente se le viene requiriendo. que tanto redundaría en bien de la Sanidad Pública de nuestra patria, con tanta frecuencia amenazada y aun castigada por roda clase de enfermedades Infectocontagiosas.
El Estado debe subvencionar imprescindiblemente y en la cantidad anual que estime necesaria, a todos los institutos provinciales de Higiene, de carácter oficial, que actualmente funcionan y que en lo sucesivo se organicen. ·
Asimismo. las Diputaciones provinciales y todos los Ayuntamientos deben cooperar ineludiblemente al sostenimiento y mejoramiento del respectivo instituto provincial de Higiene y del Parque Sanitario de Desinfección, Brigada sanitaria móvil e instituto de vacunación, que le son anejos.
Que, además, las expresadas Corporaciones tendrán siempre organizados en la forma mejor y más completa y práctica posible, los diversos servicios benéficos y sanitarios indispensables para prevenir o combatir las enfermedades infecto- contagiosas y pestilenciales, sobre todo cuando se presenten con carácter epidémico.
Se procurará, a todo trance, el consciente y progresivo mejoramiento general de las condiciones de salubridad de todas las poblaciones.
Que se debe fomentar con perseverancia e interés la perfecta educación e Instrucción higiénica de todas las clases sociales, para que convencidas de sus indiscutibles beneficios, sean valiosos y decididos cooperadores de la altruista y humanitaria labor que en pro de la Sanidad Pública realicen las Autoridades civiles y sanitarias.
Córdoba 19 de Mayo de 1919.
El inspector Provincial de Sanidad,
Carlos Ferrand y López
Excmo. Sr. Inspector General de Sanidad.
Madrid