Otra vez el tren, otra vez la lluvia, otra vez Madrid.
A las 17:45 del viernes 25 de noviembre del año 2016 salió el AVE en el que Elena, mi mujer, y yo nos habíamos acomodado. El motivo de mi viaje, además de disfrutar de parte de lo que Madrid ofrece, era volver a ver a Gonzalo Fernández-Turégano. Le llevaba en una maleta los documentos que me dejó en mi anterior visita con la intención de traérmela llena con más información de Cristina y Carlos Ferrand Gil -hijos de Carlos Ferrand López y Florentina Gil de León – para poder contaros lo que sigue.
Coincidimos en Madrid con mis primas, Carmen y Yolanda (hijas de mi tío Rafael) y su compañero Javier. El marido de Carmen, Guillermo, permaneció en Jerez. Dimos cuenta de algunos “caldos” y recuerdo las vueltas que dimos en coche por Madrid para recorrer apenas 100 metros. Somos así; las risas no faltaron, doy fe.
Me reuní con Gonzalo en su casa de la calle Fernando el Católico, que perteneció a sus abuelos Cristina Ferrand y José Fernández -Turégano. Armoniosamente integrados en una decoración moderna, pude disfrutar de gran cantidad de recuerdos de sus abuelos, y algunos de su tatarabuelo Julio Ferrand Couchoud. Nos dedicamos a ver la documentación que poseía de los hijos de Carlos Ferrand López y Florentina Gil de León, fundamentalmente de Cristina y Carlos Ferrand Gil.
Carlos Ferrand López y Florentina Gil de León, tuvieron cinco hijos de los cuales, desgraciadamente los dos promeros fallecieron a cortas edades y el tercero con veinte años siendo estudiante de medicina. Sólo dos, Cristina y Carlos, pudieron desarrollar sus vidas. Sus hijos fueron:
Carlos Domingo Julio Ferrand Gil.- Nació en Nerva (Minas Peñas de Hierro) el 13 de marzo de 1902 y falleció en dicha localidad el 22 de abril de 1906.
Domingo Ferrand Gil, nació el 13 de marzo de 1906 en la misma localidad y falleció en el Puerto de Santa María el 3 de septiembre de 1913. Casi ocho años.
Luis Ferrand Gil, al igual que sus hermanos, nació en Nerva el 7 de mayo de 1908 y falleció en Sevilla en 1928.
Cristina Ferrand Gil, nació en Toledo el 22 de octubre de 1912 y falleció, a sus 102 años, en Madrid el 26 enero de 2015.
Carlos Ferrand Gil, nació en Toledo el 11 de febrero de 1917 y falleció el 22 de octubre de 1984.
De los tres primeros sólo tengo fotografías cedidas por Gonzalo pero, de Cristina, para escribir un libro. Del menor, Carlos, tengo poco, pero suficiente para recordarlo.
Al final del capítulo podemos ver el árbol completo
Cuando comencé a escribir este capítulo lo hice con la intención de contaros la historia de Cristina y de Carlos Ferrand Gil, pero conforme avanzaba en el estudio de la documentación que Gonzalo me dejó de su abuela Cristina, descubrí la de su marido José Fernández Martínez, (a partir de 1940 José Fernández-Turégano Martínez). La historia de ese matrimonio es tal que resultaba imposible, sin haceros caer en la desesperación, resumirla en un solo capítulo, y decidí entonces contaros la historia por partes; ya lo veréis.
He dividido este capítulo en dos partes: la primera versará sobre los tres primeros hijos de Carlos y Florentina y la segunda sobre Cristina. Empecemos por la primera.
De los cinco hijos que tuvieron Florentina y Carlos sólo dos consiguieron desarrollar sus vidas, los tres primeros fallecieron a cortas edades. El primero en nacer, Carlos Domingo Julio, lo hizo en 1902 pero, respecto la fecha de su fallecimiento depende de las fuentes consultadas. Unas la fijan en 1902, es decir, con apenas meses de vida. Otras la establecen en 1906. Dada la afición de la familia a los recuerdos fotográficos, me resulta raro no haber encontrado ninguna de él, luego tiendo a pensar que su fallecimiento se produjo en 1902, con pocos meses de vida.
El segundo hermano, Domingo, nace en Peñas de Hierro en 1906, el 13 de marzo y fallece en el Puerto de Santa María en 1913. Las noticias de los fallecimientos de Domingo y Luis me llegaron por lo publicado en la prensa de Toledo que os reproduzco.
Publicado en Toledo
Luis Ferrand Gil
Luis ferrand Gil
Entra en escena Cristina.
Nace el 22 de octubre de 1912 en Toledo y acompaña a sus padres, Carlos Ferrand López y Florentina Gil de León, en los distintos destinos que como Jefe Provincial de Sanidad tuvo en su vida. Con cinco años llega a Córdoba en 1917 y viven en la calle Gondomar. Con esa edad empieza su formación en “La Escuela de la Infancia Gondomar número 4.
Asistí a una conferencia que mi amigo Juan María Casado Salinas impartió en el “Círculo de la Amistad” de Córdoba y, cómo no, me di un paseo por la ciudad, que siempre compensa. Me dirigí a la calle Gondomar buscando el número cuatro esperando encontrar allí la sucursal de cualquier entidad bancaria. Mi sorpresa fue encontrarme el colegio, y por supuesto que le hice las fotos correspondiente del exterior.
La primera puerta, enorme y de madera, estaba abierta y se veía una segunda con vídeo portero al cual llamé y la puerta, milagrosamente se abrió; la monja que la custodiaba había apretado el botón. Le hablé de Cristina Ferrand, de que estudió en ese colegio, le enseñé el recibo que ahora os muestro y que llevaba en mi carpeta para revisar el capítulo en el vagón del tren en el que fui a Córdoba. Incrédula llamó a una monja con más poder que ella para que me permitiera visitar el colegio e incluso hacer algunas fotos, eso sí, solo algunas y sin que aparecieran niñas en ellas. El olor a limpio envuelto en el de goma de borrar y el bullicio me impregnó. Insistí, pero no me dejaron hacer más de las que os muestro.
Allí tengo que volver y, con los permisos correspondientes para, además de hacer más fotos, buscar en el expediente de Cristina que seguro que conservan, ya que las monjas no tiran nada y son buenas conservadoras de los recuerdos, para ver qué me encuentro. Mientras tanto os dejo con lo que tenía y con lo que pude obtener.
Resistiendo a la invasión de la Globalización
La casa donde nació Cristina en Toledo. Fotos del antiguo palacio de la Cava en Toledo. La casa estaba dentro del recinto. Supongo que allí estaría ubicada la Jefatura de Sanidad.
Donde Cristina comenzó sus estudios
El 8 de mayo de 1921, con 9 años, recibe su Primera Comunión en el colegio Santa Victoria de Córdoba. En mi próxima visita a Córdoba, que son frecuentes, lo buscaré, no obstante se puede buscar en Google y hacer una visita virtual
A partir de 1923 reside en Sevilla donde su padre, Carlos Ferrand López, obtuvo la plaza de Jefe Provincial de Sanidad. Estudia en el colegio del Divino Corazón de las Esclavas Concepcionista, “Las Esclavas” para los sevillanos, y el 4 de diciembre de 1924 ingresa en la Congregación de Hijas de María Inmaculada – no de monja sino de alumna destacada-, “con el compromiso de visitar a la Santísima Virgen los días uno de cada mes”.
Me hubiese gustado presenciar alguna discusión, sobre religión por ejemplo, entre Julio Ferrand Couchoud y su hijo Carlos. El primero librepensador y anticlerical confeso y el otro, como decía su padre, “religioso consorte”. Me cuentan que el padre le decía al hijo que sus ideas religiosas eran “ideas religiosas aprendidas en el lecho”.
Florentina Gil de León, heredó de sus padres y después de su única hermana, posesiones en los alrededores de Nerva. Tres fincas destacaban: “El Álamo”, “Los Billares” y “Las Ballestas”, “imposibles de recorrer en un sólo día a caballo”. Un día se encontraron con don José unos maquis que en esos parajes se escondían y a sabiendas de la bondad de don José en su trato con el pueblo, el encuentro no llegó a mayores.
La Finca “El Álamo”, sita en la aldea del mismo nombre del término municipal del “Madroño”, poseía un manantial de aguas y en 1949, siendo aún propietaria de la misma Esperanza Gil, hermana de la madre de Cristina, se negocia con la Diputación Provincial de Sevilla la posibilidad de abastecer de agua a dicha localidad con la procedente de la finca. Las negociaciones culminan felizmente el 28 de mayo de ese año.
La presencia de Cristina en Nerva era frecuente ya que fue nieta de don Domingo Gil Vélez, primer alcalde de Nerva y su padre había trabajado como médico en esa localidad. Como también sabéis tuve, a finales de los ochenta y principios de los noventa, responsabilidades en la provincia de Huelva y mantengo buenas amistades con alcaldes y concejales de la época. Todos los años, allá por Navidad, nos reunimos los “Ex” de Huelva y no hay encuentro en que no hable con ellos sobre mi vinculación con Cristina. Os garantizo que la mantienen en el mejor de sus recuerdos aunque la conocieran sólo de oídas.
De Nerva es oriundo don Manuel Rojas Tirado, compositor conocido artísticamente como Maestro Rojas. Había nacido en 1898 y falleció en 1953 a los 54 años de edad. Para mostrar la admiración que sentía por su pueblo, Manuel Rojas compuso el pasodoble ‘Nerva’ que está considerado como uno de los mejores pasodobles y el pueblo lo recuerda en el monumento que os muestro.
De familia humilde, fue hijo único de Luis Rojas e Isabel Tirado. Seguro que recibió cuidados médicos del padre de Cristina, Carlos Ferrand López, ya que siendo don Carlos médico de la localidad y habiendo padecido don Luis poliomielitis, la relación se me antoja indubitada.
En 1910, Manuel Rojas Tirado ingresó en el conservatorio de música de Sevilla y con tan solo 16 años se convirtió en profesor de solfeo. Se dedicó en Nerva a la enseñanza del solfeo y del piano, además de componer música, abarcando casi todos los géneros. Cristina Ferrand Gil fue una de sus alumnas debiendo tener muy buena relación con él ya que le dedicó su más famoso pasodoble en 1929, como podéis ver en la parte superior del documento que os muestro.
Cristina no sólo fue amante de la música sino que a lo largo de su vida cultivó la pintura, que no se le daba mal por cierto. Fue alumna del pintor José María Labrador asistiendo a las clases que impartía en el Museo de Bella Artes de Sevilla, muy cerca de su casa en la calle San Pedro Mártir. Muestra de ello es la dedicatoria que le hace el pintor, su profesor, cordobés afincado en Nerva.
Me cuenta Gonzalo que Cristina, su abuela, de pequeña quería ser artista de cine e incluso tenía pensado su nombre artístico, “Chris Ferrys”, pero se tuvo que conformar con las clases de pintura y de piano. Cosas de la época.
Animo al curioso lector a profundizar en la obra de los personajes referenciados: don Manuel Rojas y don José Mª Labrador. Una simple visita a Google os ayudará, pero en el caso del Maestro Rojas, os aconsejo la visita a Nerva y a la zona minera que seguro no os defraudará.
Con 23 años Cristina se casa en Sevilla en 1935, con José Fernández Martínez, médico nacido en Sisante (Cuenca) el 18 octubre de 1908.
De la invitación de boda me resultaron curiosas dos cosas. La primera fue que el apellido de su marido fuera en la nota de prensa “Fernández-Turégano Martínez” y en la invitación “Fernández Martínez”. Me explicó Gonzalo que a partir de 1940 deciden incorporar el apellido de su padre, Félix Fernández Turégano, famoso veterinario conocido por todos como “Turégano”. . Se comprende que en el 35 ya lo habían decidido y así figuró en la referencia en prensa de la boda.
La segunda fue el domicilio familiar de Carlos Ferrand López: “Hoteles del Guadalquivir, Villa Luis, Calle O número 1“. El motivo de esa curiosidad es que ese barrio se llamó posteriormente, y se sigue llamando, “Heliópolis”. En la calle Perú nº 1 de ese barrio vivió mi abuela Adela, hermana de Carlos Ferrand López, padre de Cristina, y yo pasé no sólo parte de mi infancia sino también de adulto; viviendo yo en esa casa, nació mi hija Carmen ¿Era la misma casa? No, eran casa distintas, pero esa historia os la contaré cuando hable de su hermano Carlos Ferrand.
Cristina delante de la fachada del domicilio familiar en el barrio de Heliópolis. “Calle 0 manzana 1”, actual calle Tajo
La foto de la izquierda tiene su historia, pero la contaré cuando hable del hermano de Cristina, Carlos Ferrand Gil.
Me cuenta Gonzalo que su abuela se casó primero por lo civil y después por el rito católico en la Iglesia del “Corpus Christi”, pero “vestidos de calle”. Después de lo que he investigado y oído, incluso por mis padres, os puedo asegurar que Cristina no era una persona que se dejara amedrentar fácilmente, pero los trajes de novias en las iglesias en el año 1935 conllevaban un peligro real. En Sevilla estudió piano y solfeo, al igual que su tía Adela, mi abuela.
Cristina y “Pepe” tuvieron tres hijos: José Luis, Consuelo y Esperanza. Sus cónyuges y descendencia hasta la fecha la podéis encontrar en el árbol que os mostraré el final del capítulo. Vivieron en Sevilla en la calle San Pedro Mártir nº 4. En esa misma calle vivió don Manuel Machado.
En esta calle del Centro de Sevilla hay dos placas conmemorativas. Bien merece un paseo por el barrio del “Museo”.
Una dedicada a Antonio Machado y otra a Rafael de León.
Os presento algunas fotos de Cristina. Indico, caso de tenerlas, las referencias de las mismas.
Las ubicaciones de las fotos las desconozco. Las de la playa supongo que es en Punta Umbría (Huelva) donde sus padres solían veranear, alternándolo con San Sebastián y las del campo las sitúo en alguna finca en los alrededores de Nerva.
Cristina Ferrand Gil
En primer plano Carlos Ferrand López y su hija Cristina. Al fondo, con boina, su hermano Carlos. Supongo que Florentina es una de las dos señoras de negro.
La foto está tomada en el Monasterio de la Rábida en Huelva.
Florentina Gil de León, Carlos Ferrand Gil con sus hijos, Carlos y Cristina
En Semana Santa y Feria; asidua asistente
Asídua también a la Feria de Sevilla
Dirigida, tal vez, a su tía Sarah, la mujer de Hiyabhel de los que tendréis noticias pronto
Cristina Ferrand Gil
Hablemos de su marido.
En 1924, José Fernández-Turégano termina el bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid y en 1929 se licencia, con Sobresaliente, en Medicina y Cirugía.
Tuvo tiempo de ganar el primer premio en un concurso de tango en 1926. En 1930 fue médico titular en Algeciras y médico del Dispensario Antipalúdico en Arcos de la Frontera. Al año siguiente, 1931, obtiene el Doctorado en Medicina y Cirugía y es Director del dispensario Antipalúdico de Puebla del Río (Sevilla). Director, en 1932, del Laboratorio de Anatomía Patológica del Hospital de la Princesa en Madrid.
Algeciras 1931
Fijaos en quién es el Catedrático-Secretario de la Facultad de Medicina de Madrid que certifica los cursos de Doctorado de don José: Juan Negrín López, el que fue Presidente del Gobierno en la II República, miembro del PSOE desde 1929 y expulsado por Indalecio Prieto en 1946 por su supuesta subordinación al Partido Comunista.
En 1935 ingresa por oposición en Cuerpo Médico de Sanidad Nacional, obtiene el nombramiento de Médico de la Marina Civil, por oposición igualmente
Septiembre 1931
En enero de 1936 llega a Peñarroya-Pueblonuevo de donde había sido nombrado Director del Centro de Higiene de esa localidad. Allí le sorprende la Guerra Civil, (tendréis conocimiento de la trayectoria de don José y Cristina en otro capítulo). Cristina permanece en Cuenca donde nace su primer hijo, José Luis, el 23 de julio de 1936 en La Finca San Benito de El Picazo, propiedad de su suegro. Esa fue una zona republicana muy convulsa, pero ellos siempre fueron respetados.
Tanto es así que Cristina y su hijo vuelven a Madrid con el correspondiente salvoconducto emitido por la CNT. Me cuenta Gonzalo que su padre lo llevaba siempre con él y lo está buscando porque estará en alguna de las muchas carpetas que posee. Cuando aparezca, porque seguro que aparecerá, os lo mostraré.
Posteriormente Cristina se trasladó a Peñarroya, vivieron en el hotel que, al mismo tiempo, fue la base republicana en esa localidad. La siguiente foto está tomada allí.
Tras la toma o liberación -que cada uno lo lea como mejor lo entienda-, y mientras su marido está en la guerra, ella consigue llegar a Sevilla, viaje que realiza en una ambulancia. Reside en Sevilla en la calle San Pedro Mártir número 4.
Sus otras dos hijas nacen en Sevilla. Consuelo el 5 de diciembre de 1937 y Esperanza, a quien todos llaman “Pita”, el 16 de Julio de 1944.
Cristina con José Luis y Consuelo, sus hijos
Cristina con Consuelo.
De paseo. Cristina y Pepe
Terminada la guerra, vuelven a Madrid el año 40 ó 41 al obtener la plaza de Director de la Escuela Nacional de Instructoras Sanitarias tras diversos puestos, entre los que destaca su incansable labor como Secretario General del Patronato Nacional Antituberculoso.
En 1956 es nombrado Jefe Provincial de Sanidad de Madrid, cargo que ostenta hasta 1979. Residen en la calle Oraá nº 39, sede de la Jefatura Provincial de Sanidad.
Asisten a la boda de Manuel Martín Ferrand y Rosalía González de Haro, nieto de Diógenes Ferrand López, hermano de su abuelo Carlos Ferrand López y de mi abuela Adela. Ya tendréis noticias cuando de Diógenes hable.
Su vida en Madrid transcurre todo lo placenteramente que podía transcurrir en la España de la posguerra aunque, eso sí, por el trabajo realizado por don José, acomodada. Asisten a actos oficiales y son invitados a “la boda del año”. Mantienen relaciones con diversas autoridades del país, desde la abadesa del convento de las Clarisas de Sisante hasta el Rey. Os nuestros algunos recuerdos, aunque no en orden cronológico. Vean.
¿Os parece que José Fernández-Turégano fue un arribista al Régimen como otros muchos? Os garantizo que no, y si así pensáis, ¿qué explicación tienen el siguiente documento? “Pasionaria lo expresa con toda exactitud: “Por su labor científica y humana“.
Pero, ¿qué relación tuvieron con Pasionaria? Para conocerla os ruego paciencia, pronto la conoceréis. Mientras tanto, seguimos con Cristina y Pepe. Perdonad la confianza pero así “hablo con ellos” mientras de sus vidas escribo.
Confieso que cuando leí los 26 folios mecanografiados que José Luis Fernández-Turégano Ferrand tuvo la sensatez de escribir sobre el currículum de su padre, José Luis Fernández-Turégano Martínez, me quedé sorprendido de la capacidad de trabajo de don José.
Como comprenderéis, dichos folios no tienen cabida en este estudio, pero bien merecen un libro “como Dios manda”; parece, como creo haber dicho y si no ahora lo digo, que la idea de escribir un libro sobre ellos ha calado en su nieto Gonzalo, que tan celosamente ha guardado la documentación y tan generosamente me la ha cedido para escribir lo que habéis leído y, espero, lo que os quede por leer.
Os confieso que me impresionó la cantidad de documentación que se conserva en los archivos familiares. Esta documentación ha podido llegar hasta nosotros gracias al trabajo y orden de Victorina Massotti, huérfana de guerra de un marino de la República, secretaria personal y mano derecha de don José durante décadas que se convirtió en gran amiga de la familia. Vaya para ella nuestro reconocimiento.
Las cosas no son como parecen y los personajes, menos. Os garantizo que si soy capaz de terminar el capítulo sobre la vida de don José y Cristina- “los abuelos” como dice Gonzalo-, y vosotros de leerlos, quedaréis sorprendidos como quedé yo al estudiar los documentos. Conoceréis la vida que la pareja vivió durante la guerra civil, la posguerra y sobre sus viajes a Rusia y nos enteraremos de su relación con “Pasionaria”.
Antes de terminar este capítulo os cuento una de las grandes pasiones del matrimonio: los viajes. Os muestro, antes que las fotos que Gonzalo me hizo llegar, una hoja en las que se relaciona los viajes que José Fernández-Turégano hizo en su vida; algunos sólo por motivo de trabajo y otro con Cristina. Muestran el carácter nada sedentario y avanzado para la época de la pareja.
Paises visitados por la pareja
Me cuenta Pita, hija de Cristina, que el nombre de la barca viene porque Cristina siempre decía: “Pepe que mar más asu”
Pontevedre (Galicia)
Cristina con su hija Pita en la calle Placentines de Sevilla. Al fondo vemos una casa con un cierre. Esa casa era de Manuel Ferrand Rodríguez, hermano de padre de Carlos Ferrand López, padre de Cristina. A ella recuerdo haber ido en multitud de ocasiones con mis padres a “ver al tío Manolo”.
Así era esa casa y así la recuerdo yo, con gran cantidad de macetas en las terraza y balcones; ya hablaré de ella. Está en la confluencia de las calles Alemanes y Placentines. La casa y La Giralda distan entre sí lo que la calle Alemanes tiene de ancho. Para mí, una de las casas más bonitas de Sevilla.
Por especial deseo de Gonzalo termino con una foto de Paca Saiz Luna. Noté la emoción de Gonzalo cuando me enseñó, en su casa de Madrid, el dormitorio de Paca. No fue, según sus palabras, una cuidadora de niños y mayores, fue un miembro con mayúscula de la familia.
No sería honrado para un Ferrand (aunque sea de tercer apellido), terminar la primera parte del relato de Cristina y Pepe sin manifestar mi profundo agradecimiento a Gonzalo Fernández-Turégano Pérez, (y Ferrand de tercero), por la colaboración que me ha prestado en todo momento; por la cantidad de información facilitada, por sus sugerencias y correcciones a mis borradores y, sobre todo, por el gran amor que profesa a sus abuelos.
Nada de lo que habéis leído, y os queda por leer de ellos, hubiera sido posible sin su ayuda. Realmente es él el autor de la entrega. Mi contribución sólo es darla a conocer y hacerlos, en la medida de mis posibilidades, sujetos de la historia. Sirva ello para que sus descendientes tengan en sus manos parte de sus orígenes familiares; así siempre estarán vivos, aunque sólo sea en sus memorias. Tal vez sea esa la única forma de estar siempre presentes. Soy de los que creen que permanecemos vivos si alguien nos recuerda.
El siguiente capítulo está dedicado a Moscú, allí espero veros.
Gracias por leerme
Salud y Paz