Capítulo 11.- Pasión literaria
Me he ausentado mucho tiempo, seguro que demasiado, pero lo he retomado con nuevos bríos. Lo hago al entrar el otoño de 2019, cuando, gracias a mi amigo Antonio Caetano, he aprendido lo suficiente para pasar lo que hace tiempo escribí a un sitio web y que han mantenido mi neurona libre imposibilitada para otros menesteres.
Parafraseando a Sabina, «la primavera acabó y el verano duró lo que tardó en llegar el otoño». Pero, desde noviembre de 2014, han pasado muchas cosas y no todas buenas. Falleció Luis Sánchez de Nieva Ferrand, el último de los hijos que aún vivía de Adela Ferrand, mi abuela. Como suele pasar con aquellas parejas que han vivido juntos toda una vida, su mujer, Marisa Díaz-Borrego lo acompañó pocos meses después.
Otro 4 de noviembre de hace ya muchos años, falleció Julio, otro de sus hermanos; desde ese cuatro de noviembre, en la celebración de la onomástica de mi padre y la mía, flotaba siempre su recuerdo. Mi tío Julio, a la sazón directivo del Betis, me llevaba los domingos al estadio Benito Villamarín a ver jugar/sufrir al Betis en su campo. Su hijo mayor, Fernando, al igual que mi padre, era sevillista.
Siempre recordaré las tardes pasadas en el chalet de Heliópolis, uno de «Los hotelitos del Guadalquivir», en el que nací y crecí, en torno a una mesa de camilla, que enorme me parecía, donde Marisa, Consuelo -la mujer de mi tío Rafael- y Encarna, mi madre, junto con mi abuela Adela y su hermana Alejandrina, reían contando historias de todo aquel que pasaba por sus recuerdos. Competían en humor y, por qué no decirlo, en belleza.
Guardaré siempre sus recuerdos en el mejor rincón de mi memoria.
No sólo hemos tenido esas pérdidas sino que, a los 102 años, nos abandonó Cristina Ferrand Gil, hija de Carlos Ferrand López –el mayor de los hermanos de mi abuela– y de Florentina Gil de León, su esposa. Carlos Ferrand López, al igual que todos sus hermanos tendrá su sitio en este relato cuando termine el de su padre, Julio Ferrand Couchoud. Como suponéis, esto pinta largo.
Desgraciadamente también nos ha dejado José Luis Fernández-Turégano Ferrand, padre de Gonzalo Fernández-Turégano con quien mantengo contacto y me está aportando documentos y fotos que nunca pensé que existieran y mucho menos obtenerlas. Os las iré mostrando.
Fallecieron también Julio Ferrand Bonilla y su mujer Rosario Muro. En fin, nos han dejado muchos, pero seguro, que están en nuestros recuerdos.
Retomo el relato, como dice el título de la entrega, dando una breve pincelada a la actividad literaria de Julio Ferrand Couchoud. Curiosamente toda su actividad literaria y política tiene lugar a partir de 1902, cuando se retiró de la actividad profesional. Aunque poliédrico, cada cosa a su tiempo. Tal parece que no le gustaba mezclar churras con merinas.
Las dos obritas de teatro -juguetes cómicos-que Julio Ferrand escribió fueron «El Flaco de don Ventura» y «La Perla negra». La primera de ella la incorporo al final de esta entrega por si os apetece leerla. La segunda, «La Perla negra», la sigo buscando. He encontrado algunas referencias pero aún no la he conseguido. Pablo Ferrand la sigue buscando. Cuando aparezca la incorporaré a la entrega. Ni que decir tiene que si algún curioso lector la posee, será bienvenida
«El Flaco de don Ventura» se representó en el Teatro Eslava de Jerez de la Frontera, como se recoge en la referencia de “El Guadalete”
El Teatro Eslava de Jerez se encontraba en la calle Manuel María González Peña número 4.La foto fue tomada a principios del siglo XX y es original del fotógrafo Antonio González.
Sobre el Teatro Eslava de Sevilla, nos cuenta JULIO DOMÍNGUEZ ARJONA el 15 de Octubre de 2011 que:
«Esta tremenda estructura metálica que aquí ven, corresponde a lo que fue el Teatro, Circo y Cine Eslava, situado en los Jardines de Eslava, para que se situen cuando se clausuró y demolió en su solar se construyó, el actualmente Hotel Alfonso XIII.»
El local fue construido por Antonio Capó en 1887 , que hacía originariamente las funciones de teatro de verano sustituyendo a un homónimo anterior veinte años antes . La estructura metálica de hierro corresponde a 1900 , pues a veces el tiempo era traicionero y las funciones se tenían que suspender por la inesperada lluvias veraniegas .
Teatro Eslava. Sevilla
Contaba con escenario y patio de butacas móviles para adaptarse a la necesidades del espectáculo . Un año antes 1899 sufrió obras para adaptarse a espectáculos circenses que hacia la delicias de la chiquillería .-
Además, de teatro y circo, ofrecía actuaciones de ópera al aire libre y diferentes actuaciones musicales . El Eslava, junto al Teatro Portela, situado en el Pradro de San Sebastián, fueron los pioneros de los prácticamente desaparecidos cines de verano en Sevilla, ( por la peculiaridad de nuestra clima y nuestra temperaturas mínimas nocturnas que hacen más daño que las máximas ) al ofrecer el novedoso cinematógrafo al aire libre pero con techo. Curiosamente ya en esa época se ofrecian bebida refrescante y abanicos para las señoras a 50 cts.-
Sus propietario fueron Gregorio Palomar y Gregorio Fernández y Fernández, a cuya muerte se puso en venta y en 1916 fue derribado, como les decía para dar paso a la construcción del Hotel Alfonso XIII .-
He leído «El Flaco de don Ventura» y confieso que no ha sido sin esfuerzo. Lo mismo debió pensar Perico Pérez, firmante de un artículo publicado en “Tribuna Pública” el 30 de noviembre de 1903 dedicada a Julio Ferrand. Me pareció curioso que dicho artículo figurara en la misma página que la noticia del encarcelamiento de Pablo Iglesias (el de antes). Sin duda Julio Ferrand fue un personaje, aunque su faceta literaria desmerece un tanto.
En fin, atrevido era don Julio y curiosa la crítica que le hacen.
Si queréis leer la obrita completa, haced click en el enlace. El Flaco de D. Ventura
Hasta el próximo capítulo que se ledicaré a dos amigos de Julio Ferrand Couchoud.
Gracias por leerme.
Salud y Paz